El tiempo pasa y la sociedad avanza a un ritmo casi frenético. Las empresas, guiadas por la innovación y la necesidad de ser competitivas, son el motor de este mundo moderno que día tras día busca nuevos desarrollos y oportunidades.
Al hacer una a través del tiempo nos damos cuenta de los grandes cambios que ha experimentado nuestro planeta. Por una parte, es evidente el inmenso conocimiento que se ha desarrollado gracias al aporte de importantes genios que dedicaron su vida a explorar los misterios detrás de la raza humana y todo a nuestro alrededor. Y por otra parte, el mismo desarrollo ha generado una serie de problemas ambientales que con el pasar de los años podrían acabar con la vida tal y como la conocemos.
Desde hace algunos años ambientalistas y científicos de todo el mundo empezaron a hablar de temas como “responsabilidad social empresarial” y “ética en los negocios”, con el fin de crear conciencia en el mundo empresarial y en la sociedad en general, que no se percataba del gran daño causado por su insaciable búsqueda de dinero y poder.
Progreso vs Medio Ambiente, este parece ser el gran dilema que deben resolver conjuntamente empresarios, ambientalistas y cada persona que forme parte del planeta. ¿Debemos frenar el progreso para detener el deterioro del medio ambiente? ¿El progreso y desarrollo es más importante que un medio ambiente limpio y sano?...
Para responder a estos interrogantes debemos mirar más a fondo para encontrar que el origen del problema es un tema cultural. A medida que crecemos seguimos el ejemplo de nuestros padres y amigos que poco interés tienen en el cuidado del medio ambiente, y el resultado final es una sociedad donde no existe esta cultura de proteger y cuidar nuestros recursos naturales. Esto hablando solo del tema como un problema general que nos afecta a todos y del cual todos somos responsables.
Ahora vamos a tocar el tema desde el aspecto empresarial, porque son precisamente las empresas las generadoras de mayores problemas ambientales. Una empresa es un ente económico cuyo principal objetivo es el de generar utilidades, un objetivo que en la mayoría de los casos enceguece a los empresarios y los lleva a tomar decisiones que van en contra de las prácticas de responsabilidad social empresarial.
Igualmente en el caso de las empresas el tema tiene que ver con cultura. Vamos a enfocarnos en la responsabilidad del Gerente en una organización, en últimas es este el que debe tomar las decisiones que definan el rumbo de la compañía, y lamentablemente cuando se crece sin el más mínimo sentido de preservación por el medio ambiente y se estudia en una institución donde no se tratan estos temas, es muy difícil esperar que el gerente de un momento a otro se preocupe por implementar prácticas de RSE en su negocio.
Esta situación tal vez sea producto del mismo deseo de aumentar la rentabilidad del negocio, sin embargo, es un situación paradójica porque grandes empresas han incrementado increíblemente sus beneficios al preocuparse por el medio ambiente. Sin ir muy lejos podemos citar el caso de Google, una empresa cuyas políticas buscan proteger y preservar la naturaleza y para ello aplican medidas como: incentivar el uso de autos eléctricos por parte de sus empleados, usar ovejas para podar el césped, eficiencia energética a través del uso de paneles solares, etc. medidas que se traducen en reducción de costos y mejor posicionamiento de marca. Y al igual que Google existen muchos otros casos de empresas cuyo éxito se basa en la aplicación de estas prácticas.
¿Qué podemos aprender de esto? Sencillamente que el progreso no debe frenar, pero las empresas como responsables del desarrollo, o el administrador como responsable de definir el rumbo de un negocio, debe pensar en la manera de aprovechar estas tendencias.
El futuro está en las llamadas “Empresas Verdes”, mientras tu empresa siga desarrollando productos que pongan en peligro el medio ambiente el destino será solo uno: el fracaso. Poco a poco los administradores de empresas deberán poner sus ojos en el futuro y cambiar por completo la manera de hacer los cosas, solo así podremos pensar en un futuro sostenible. Siendo un poco imaginativos, sería interesante ver, por ejemplo, autos que en lugar de generar dióxido de carbono funcionen de la misma manera en que una planta realiza fotosíntesis, es decir, tomando el dióxido de carbono y luego convertirlo en aire puro. Son este tipo de medidas a las que hago referencia, tratar de usar nuestra gran capacidad para crear nuevos productos y nuevos procesos que permitan el avance de la sociedad mientras se protege la naturaleza.
Querido administrador de empresas este es el reto, usar tu capacidad de innovación para reinventar por completo el negocio que diriges, enfocándolo en el progreso y desarrollo sostenible, solo así formarás parte del futuro.
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