A una empresa en el momento de una entrevista le interesan los conocimientos que tienes, que has ido adquiriendo a lo largo de tu formación, pero, esto no te garantiza ni mucho menos el puesto. De ahí que veamos a gente con una elevada formación superior desempeñando trabajos poco cualificados. La carrera, el máster o el doctorado, simplemente te conceden la posibilidad de obtener una entrevista para un determinado empleo. Pero lo que verdaderamente valora la empresa es tu aptitud, es decir, tu conjunto de capacidades que te permitirán aprender y desempeñar una función dentro de la compañía. Si te desenvuelves y cumples objetivos, tienes capacidad de improvisación, más allá del mundo de libros y fórmulas que memorizaste y razonaste durante tu formación superior. Rasgos que te diferencien del resto de individuos que persiguen el mismo puesto que tú. Porque la aptitud, es el carácter o conjunto de condiciones que hacen a una persona especialmente idónea para una función determinada. Y eso es lo que busca una empresa, una cosa es decir que eres economista, abogado o médico y otra que tienes el conjunto de condiciones idóneas para ejercer como economista, abogado o médico, o la profesión en la que te hayas especializado.
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