Decenas de miles de personas cada año inician sus estudios universitarios en este país con la esperanza de una vida mejor.
“Cuando termine la carrera podré tener al fin un trabajo bien pagado”.
Tras años de privaciones y de esfuerzo por conseguir buenas calificaciones llega el gran día. Ya tienes tu flamante título bajo el brazo. ¡Felicidades!
¿Y ahora qué?
A buscar trabajo. Llamas a puertas pero nadie contesta.
Pasan los días, los meses y nada. No parece haber sitio para ti en el mercado laboral.
Al fin encuentras un trabajo: mal pagado, horarios abusivos y sin ninguna o poca relación con tu preparación. ¡Y date con un canto en los dientes! Si no te interesa ahí tienes la puerta, pues son legión los que gustosos ocuparían tu puesto.
Esta es la pura realidad diaria de miles y miles de jóvenes (y no tan jóvenes) en nuestro país.
No digo nada que tú ya no sepas: el paro juvenil en España supera el 40%, doblando el promedio de Europa. Lo que viene a significar que casi uno de cada dos jóvenes españoles no tiene empleo.
Hoy un título universitario no es garantía de nada. Bueno, de algo sí. . . de inversión de años de tu vida y de un dinero que no sobraba precisamente.
Historias para no dormir
1. Un joven con dos títulos universitarios, un año de estudios en una universidad de Estados Unidos, dominio perfecto de inglés y francés. Desde que terminó los estudios está sin trabajo. Actualmente: tramitando los papeles para irse a trabajar a Francia.
2. Parecido. Dos carreras universitarias, una de ellas conseguida en el extranjero. Máximas calificaciones en ambas. Idiomas. Desde que terminó los estudios ha estado haciendo sustituciones por cortos períodos de tiempo en trabajos muy por debajo de su cualificación. Actualmente: desempleado. Cada mes ha de pagar un préstamo que pidió para costearse los estudios.
3. Licenciado con máximas calificaciones. Actualmente: trabajando casi cada día hasta altas horas de la noche. Es habitual que se lleve trabajo a casa para el fin de semana. “David, no tengo vida. Me están quitando la piel a tiras”. Así me lo contó.
Sin necesidad de decir nombres, estas son tres historias reales de las muchas que te podría contar de gente que conozco y que reflejan la dramática situación en la que nos ha tocado vivir. Hay de más crudas pero no es necesario hacer más sangre. La idea queda clara.
Estoy seguro que tú mismo conoces de primera mano otras muchas historias para no dormir.
La verdad acerca de los másters
Muchos creen falsamente que los másters son la respuesta para superar el desempleo y el empleo poco cualificado. “Me ayudará a sobresalir de la enorme competencia que hay de titulados”.
Lamentablemente la realidad es otra bien distinta:
Hay una excesiva oferta de másters, muchos de los cuales son de dudosa calidad.
Consecuencia: baja el valor percibido de tener un máster.
Cada vez más titulados, ante la imposibilidad de encontrar un buen trabajo, con su dinero o con el de sus padres (propio o prestado) optan por estudiar un máster.
Consecuencia: aumenta la competencia de titulados con másters y baja el valor percibido de tener un máster en tu currículum.
Las empresas en épocas de crisis no buscan perfiles de jóvenes supercualificados sino de gente con experiencia demostrable.
Consecuencia: el reloj camina inexorable. Tienes la cartera llena de títulos y los bolsillos vacíos de experiencia laboral. Es el pez que se muerde la cola: sin trabajo no consigo experiencia y sin experiencia no consigo trabajo.
Con los tiempos que corren, ni los egresados de las escuelas de negocios de Yale, Harvard o Columbia, con sus prestigiosos MBA, que implican un gasto de media de $85.000 por año, tienen asegurado un empleo ni están a salvo de perderlo.
El verdadero valor de los estudios superiores
“¿Qué intentas decirme David, que estudiar una carrera y un máster es una perdida de tiempo y de dinero?” No, ni mucho menos.
Estudiar nunca debe considerarse una pérdida sino una ganancia. Todo suma y, sin duda, tener un título universitario y un máster jugará siempre a tu favor.
Lo que pretendo decir es que si alguien piensa que una carrera y un máster es un pasaporte directo a un buen trabajo y a una mejor vida está muy equivocado.
Hoy eso ya no es suficiente.
Las 2 alternativas:
Ante esta situación, poco halagüeña para nuestro futuro, hay que buscar alternativas.
Te voy a plantear dos caminos distintos, no para que los sigas sin más sino para que al menos los tengas presente en tus pensamientos. Quién sabe, tal vez de ello broten en ti nuevas ideas.
1. El mercado laboral oculto
¿No encuentras trabajo? Tal vez lo estás buscando en el lugar equivocado.
“La mayoría de trabajos no se ofertan o anuncian públicamente. Al menos el 70%, sino el 80%, de los trabajos no se publican. Y, a pesar de ello, la mayoría de la gente destina el 70 u 80% de su tiempo navegando por la Red en vez de salir ahí fuera, hablar con empleadores, tomando riesgos y dándose cuenta de que la inmensa mayoría de contrataciones son amigos y conocidos que contratan a otros amigos y conocidos de confianza”. – Matt Youngquist, Presidente de Career Horizons.
En otras palabras: trabajo hay pero oculto.
Y ahora la gran pregunta: ¿cómo lo hago para ser contratado en el mercado laboral oculto?
Mucho podría sugerir pero lo voy a resumir en una palabra: conexiones.
Conocer a gente que conoce a gente. Tus conexiones son las que te van a abrir la puertas al trabajo. Ya se trate de conexiones directas con los empleadores o con otros trabajadores suyos que le pasan tu referencia.
Es de lógica. Si tú fueras el empleador, ¿cómo buscarías cubrir una vacante: anunciándola públicamente y recibir 127 currículos de candidatos desconocidos o simplemente tirando de contactos tuyos y de tus empleados?
El proceso de selección de personal es costoso y lento. Primero filtra los currículos y luego haz las entrevistas.
Además, está el tema de la desconfianza ante lo desconocido. Si alguien viene a ti sin aval alguno ¿por qué vas a confiar en él? La solución: tirar de contactos y conexiones.
3 Consejos para asaltar con éxito el mercado laboral oculto
1. Elige tu campo de trabajo
Aclara tus ideas. ¿A qué te quieres dedicar? ¿Qué clase de trabajo buscas? No te dejes arrastrar por las circunstancias ni te sientas hipotecado por el pasado.
Sólo cuando tengas las ideas claras actuarás con la convicción necesaria para lograr tu objetivo.
Eso no quiere decir que tengas que hacer lo mismo para el resto de tu vida sino que en este momento crees firmemente que es lo que debes hacer. Aquí lo explico: cómo encontrar tu vocación
Una vez sepas a lo que te quieres dedicar prepárate lo mejor que puedas. La formación debe ser continua, ya sean estudios reglados o por cuenta propia.
2. Muestra tu trabajo al mundo
Hoy no es suficiente con mostrar un papel en el que figuren citados tus títulos y tus supuestos conocimientos y habilidades.
Para convencer a alguien de que mereces el puesto nada mejor que mostrarle directamente lo que sabes hacer.
Hoy eso lo tienes más fácil que nunca. Internet es una puerta abierta al mundo. Monta hoy mismo un blog y empieza a demostrar qué cosas sabes.
Crea tu portafolio en el que muestres a todo el mundo los resultados de tu trabajo. ¿Aún no tienes portafolio? ofrece gratis tus servicios y ya verás que rápido creas uno.
¿Por qué deberían contratarte si tú no has demostrado que mereces el puesto?
3. Haz un networking activo
El networking es clave para entrar en este mercado laboral informal.
Ahora que ya sabes a qué te quieres dedicar conecta con aquellas personas que te puedan abrir la puerta a ese puesto que buscas.
¿Qué personas son estas? Básicamente son dos grupos: (1) empresarios (de tu nicho) y (2) cualquier persona de su confianza que les pueda hablar de ti, como otros trabajadores suyos, un familiar o un amigo.
Lo importante es que de una forma directa o indirecta (a través de una referencia) consigas conectar con tu potencial empleador.
Algunas formas de hacerlo:
Acude a eventos de tu campo de especialidad. Mantén conversaciones con los presentes, interésate por su situación y, si está en tu mano, ayúdales sin pedirles nada a cambio.
Sé activo en las redes sociales, especialmente con las personas que se dedican o se interesan por lo mismo que tú.
Tira de tu lista de contactos, amistades y familiares si es necesario para conectar con un potencial empleador. Cuando lo hagas, interésate por la situación de su empresa y, de ser oportuno, ofrécele tu ayuda.
No subestimes el alcance de tu actual red de contactos. Si buscas trabajo por internet este enlace te interesa.
2. El camino del emprendedor
Dicho esto, quiero ofrecerte otra alternativa (más acorde con la temática de este blog) para labrarte un buen futuro sin necesidad de depender del mercado laboral.
Y no es otro que el camino del emprendedor.
El camino del emprendedor, en contraposición al camino del trabajador, es aquel en el que montas alguna clase de negocio por cuenta propia.
Nota: Sí, mi concepción de lo que considero un emprendedor va más allá de la figura del creador de startups. Para mí, todo aquel que monte un negocio a través del cual se gane el pan es un emprendedor. Aquí lo que cuenta es la iniciativa y el “riesgo” de estar por cuenta propia.
Lo de riesgo lo pongo entre comillas porque a mi modo de ver el camino del trabajador, hoy en día, puede ser más arriesgado que el camino del emprendedor. ¿Por qué?
Simplemente porque el trabajador produce para otro y sólo recibe a cambio una remuneración periódica por ello. De verse en la calle, ¿qué le queda?. NADA, salvo que haya invertido una importante suma de forma inteligente. En otras palabras: este es el modelo de pan para hoy y hambre para mañana.
Por contra, el emprendedor construye activos que ya de por sí generan ingresos. Los activos son de su propiedad y están llamados a perdurar en el tiempo y, de hecho, a medida que sigues construyendo tu negocio suelen ir a más (salvo que se destruyan, pierdan su valor o vayan a cubrir deudas contraídas con terceros).
Tu recompensa se mide por los resultados obtenidos en el mercado. Tú controlas tu destino. Tú decides cuánto y cómo quieres trabajar. ¿Trabajas duro y de forma inteligente? Muy probablemente el mercado te sabrá recompensar.
2 Modelos de negocio ¿Cuál es el tuyo?
Dentro del camino del emprendedor me gusta distinguir entre 2 modelos de negocio.
Esta distinción se basa, a su vez, en el grado en el que se den 2 elementos: la escalabilidad del negocio y la pasividad de sus ingresos.
La escalabilidad
La escalabilidad (palabra no reconocida por la R.A.E.), dicho de forma sencilla, es la capacidad que tiene un negocio para crecer (o disminuir) según demande el mercado.
Por ejemplo, un diseñador web freelance que vende sus servicios tiene en principio poco margen para hacer crecer su negocio. Éste puede cobrar más dinero por sus servicios pero seguirá muy limitado con la cantidad de trabajos que puede llevar a cabo.
Si monta un estudio de diseño web gana en escalabilidad, pues ahora puede contratar a otros trabajadores y los clientes no requieren que sea él en persona quien lleve a término el encargo. Aunque más escalable que antes, este modelo de negocio sigue teniendo sus limitaciones: contratar a nuevos trabajadores cualificados en poco tiempo no siempre es fácil; ampliación de instalaciones y de equipo; etc.
Un tercer modelo de negocio, mucho más escalable que los dos anteriores, sería un servicio de intermediación entre los clientes y los diseñadores (cualquier persona interesada en realizar el trabajo). Por ejemplo: 99designs
Hasta la fecha en 99designs se han llevado a cabo más de 108.727 proyectos. Para cualquiera de los dos primeros modelos de negocio esa cifra es impensable de alcanzar.
Normalmente todos los negocios son escalables hasta cierto punto. La diferencia, como has podido comprobar, está en el grado de escalabilidad que tenga el negocio.
¿Cuánto más puede crecer el negocio? A más costoso y difícil resulte crecer manteniendo un margen de beneficios menos escalable será el negocio.
Los ingresos pasivos
Entiéndase por ingresos pasivos aquellos que se reciben de forma regular en el tiempo sin apenas requerirse para ello tu participación o trabajo.
Ganar dinero mientras estás echado en una hamaca en el Caribe representa la máxima expresión del término ingresos pasivos.
La mayoría de las veces no se llega a tal extremo, sino que suele haber un grado de ingresos pasivos. Es decir, el propietario del negocio sigue participando en este pero de una forma más testimonial y voluntaria. Por ejemplo: voy porque quiero que todo siga yendo bien o porque quiero encargarme personalmente de algo o porque quiero mantenerme ocupado, etc.
Según el grado de participación que el negocio requiera de ti para producir ingresos de una forma regular hablaremos de ingresos activos o de ingresos pasivos.
Por ejemplo, el consultor que vende sus servicios por horas está obteniendo ingresos activos. Éste mismo, en cambio, si publica un libro en el que comparte sus consejos, cada vez que se produzca una venta estará consiguiendo ingresos pasivos.
El modelo de negocio ideal
El modelo de negocio ideal es uno que tenga un alto grado de escalabilidad y de ingresos pasivos.
Es decir, que se adapte con facilidad y rapidez a la demanda del mercado y genere ingresos de forma regular sin tener que dedicarle mucho tiempo por nuestra parte.
Hoy, gracias a internet y al desarrollo tecnológico, este modelo de negocio está al alcance de todos nosotros.
El negocio online es ideal para implantar este modelo de ensueño por 3 motivos:
1. Bajo coste de entrada
Montar un negocio en internet puede salir tan económico como $76,07 al año ($9,98 anual por el dominio y $5,56 mensual por el hosting).
Y si no que se lo digan a Onibalusi Bamidele, un blogger nigeriano de 17 años que gana más de $4.000 de media al mes con sus servicios como escritor freelance.
¿Qué hace con el dinero? ¿Se lo patea en viajes y juergas? ¡Nada de eso! Cubre sus necesidades, se compra una bici y el resto (o al menos una buena parte del sobrante) lo reinvierte en su negocio. Bien por él, llegará lejos.
Su negocio ahora mismo no es escalable ni le ofrece ingresos pasivos pero todo a su tiempo. Está trabajando en ello y llegará el día en que lo sea.
2. Externalización de servicios
Para que un negocio sea escalable y genere ingresos pasivos requiere mucha flexibilidad en la fuerza de trabajo y, sobre todo, que sean otros (personas o sistemas) quienes hagan el trabajo pesado.
Por ello, cada vez más empresas apuestan por los contratos mercantiles como forma de contratación de personal y externalizan todo lo que pueden y más.
Hoy, gracias a internet, puedes externalizar cualquier actividad que se pueda llevar a cabo a distancia.
Y, lo mejor de todo, hay precios para todos los bolsillos: desde los $2,34/hora a los $75 o más. El precio variará según el servicio a prestar, el país de residencia del proveedor y su preparación técnica.
3. La automatización
Un importante factor que posibilita que un negocio sea escalable y genere ingresos pasivos es la automatización en los procesos de venta y entrega del producto.
En internet los negocios se pueden automatizar casi en su totalidad. El pedido, el procesamiento del pago, la entrega del bien digital o la puesta a disposición del comprador de la herramienta o del servicio acordado, el uso de las FAQ para reducir preguntas de clientes, etc.
Y, todo lo que no se pueda automatizar siempre puedes optar por externalizarlo, ya sea contratando los servicios de asistentes virtuales o de otras empresas.
Y en defenitiva …
Estas son cosas en las que has de pensar.
¿Qué prefieres trabajar y producir activos para otro o producir los tuyos propios?
¿Qué prefieres un negocio que funcione en “piloto automático” o uno que lo tengas que hacer funcionar tú mismo con manivela?
¿Qué prefieres un negocio que pueda crecer o uno limitado por su propia naturaleza?
Yo ya te he dicho cuál es mi modelo de negocio ideal y es el que persigo. Ahora te toca a ti decidir el tuyo y perseguirlo.
Esto no quiere decir que tengas que dejar mañana mismo tu trabajo y montar un negocio online, simplemente que pienses en ello y poco a poco remes en la dirección deseada.
Todos los comienzos son difíciles pero hay que empezar alguna vez, de lo contrario todo seguirá igual mañana, pasado mañana, el otro y los que le siguen.
Empieza.